Milagros gurmé

El hombre nacido bajo el nombre de Jesús Bryan Cristo de Dios fue el primer emprendedor gurmé y, sin duda, el pater espiritualis del sector de los congresos, el catering, la industria alimentaria y, por descontado, el coaching aplicado.

Que lo hiciera o no a base de milagros y apoyado por su padre no desmiente ni resta méritos a este hecho histórico. Todos sabemos que fue el hijo único y especialito de Dios en quien puso toda su confianza, pero y qué, que levante la mano y tire la primera piedra quien no entienda que un padre como Dios manda entregue la cuchara por su hijo bien amado.

En primer lugar, el tío  fue el creator de la “masa padre”, luego mal llamada masa madre por presiones del frente popular judaico-feminista. Este hecho queda irrefutablemente demostrado por lo sucedido durante las quedadas que montaba en el desierto y sitios así, en las que con un par de bollos obraba el milagro padre de dar de comer a las cinco mil almas que congregaba a través de “correlavoz.net”. De ahí que los panaderos presentes se quedaran con el secreto y, desde entonces, a sus panaderías las llamasen obradores.

También fue el precursor de las granjas de pescados, hoy llamadas piscifactorías, cuando durante otro de sus congresos de soulfoodies hizo el primer showcooking en directo multiplicando y haciendo crecer a toda hostia unos alevines de sardinas que espetó sobre la arena hasta saciar a otros cuatro mil del ala. De ahí que se esté investigando y trabajando en la teoría de que en realidad era malagueño.

Estas mismas operaciones logísticas las repetía de continuo encargándose de la producción y organización de todo: charlas y ponencias, cocina y cocineros, sitting y grupos, meseros y limpieza, etc. Así lo cuentan por igual los cuatro principales influencers de la época en sus Evangelios. Y eso,  según el credo cristiano, va a misa. Y según el gitano, es “avangelio”.

De ahí, una vez que le cogió a la cosa el truquillo y el gustillo, tuvo a huevo sumar a su faceta de entrepeneur, la  de organizar congresos gastroespirituales, coloquios y conferencias y dar bodas y bautizos, en las que además oficiaba él mismo de casamentero, wedding planner y bautizador -ésto a 4 manos con Juan Bautista-. A su habitual repertorio de las multiplicaciones de los panes y los peces, añadió su show-cata de vinos y sumillería, dando a luz en Caná a la primera barra libre post boda across the universe. Aquello causó furor. 

Y así se ha venido desescribiendo la historia sin que se le hayan reconocido sus méritos ni aparezca en la Bullipedia. Sin que lo hayan nominado a cocinero revelación ni nadie le haya concedido premio alguno a pesar de los cien mil que se dan cada día. Y lo que es peor aún, sin que Apicius lo haya sacado en portada. El tiempo y el yugo de su pasión religiosa eclipsaron totalmente su talento de empresario y showman gastró, que malgastó -algo es algo- en la fundación de la religión cristiana. Dios lo tenga en su gloria.

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