Aún loco después de todos estos años
Mira que era guapa la jodía, nuestra amistad viene de muy lejos y nuestro amor también. La quise con locura. Recién, se ha hecho famosa y camina altiva y desdeñosa. A pesar de su gordura.
Así es. Me cruzo con ella casi a diario y soy testigo presencial de que engorda a ojos vista. Enormemente. Aunque lo lleve con toda naturalidad. Yo hago como si no la reconociera. Ella no se si disimula, no sabe ya quien soy o, simplemente, le importo tres pepinos. O fui un pésimo amante.
Es fascinante vivir para ver cómo sigue engrandeciéndose cada día a base de engullir materias como si nada, aquejada de mórbida gula. Cabría esperar que, de seguir así, lo que pinta como más que probable, su desenlace no fuera otro que el de la enferma obesidad explosiva, pero ¡qué va!, ella sigue lozana, joven y en plena forma. Incluso, para muchos, más bella que nunca.
Porque nada de eso parece importarle un comino ni hacer mella en ella. Está metida en todos los fregaos y presente en todos los saraos donde sigue pisando fuerte y sumando amantes con garbo. Los fans la adoran, las cámaras también. En las redes lo peta. Te la encuentras hasta en la sopa.
Por mi parte, presencio su exitoso devenir sin poder evitar evocar con cierta añoranza aquellos simples y gozosos momentos de sensual placer y libre disfrute que vivimos juntos y que hoy, en mi viejuna posmodernidad, resuenan a paraíso perdido. Perdidos, como estamos, bajo la añagaza del dinero -lo que ella tiene- y la fama -lo que ella representa-. Esto debería ser más que suficiente para no querer saber más de ella, pero por el contrario, aún estoy loco después de todos estos años.
Por cierto, se ha cambiado de nombre: ahora se llama Gastronomía, antes siempre fue Cocina. Sea cual sea su nombre aún la amo, “porque hay amores que no saben el suyo verdadero”.
*Con una pequeña ayuda de mis amigos Schpenhauer y Houellebecq, Antonio Gala y Paul Simon por el título de su canción “Still crazy after all these years “.