Algo salvaje
“Wild thing, my little wild thing…mi pequeñito salvaje….you make my heart sing“
Soy leyenda de mí mismo. Echo de menos al pequeño salvaje, vacilón, bebedor y comilón sin medida que en mi juventud solía ser. Se fue para no volver. Mi mente ya no tiene la garra, ni la valentía, ni la fuerza suficientes para pasear con Lou Reed o Albert Plá por el lado salvaje o el más bestia de la vida. Tampoco mi aparato digestivo tiene el vigor de antaño aunque aguante de cojones. Del resto de mi físico, para que hablar. Ahora, avanzada la mitad de camino, la mansedumbre reina en mi hábitat y hábitos y el comedimiento en mi comedumbre, me he convertido en un ocurrente bromista pero modosito burgués y disfruto de ciertos privilegios que la edad, la pechá de currar y la posición de un trabajo no humillante y bien remunerado proporcionan. Y de la vida acogedora de mi familia y la amabilidad/amor de una mujer con las bellas arrugas de la madurez. Y de unos hijos que pelean con tesón por sus inciertas vidas. Bienvenidos y benditos sean ambos estados: el salvaje pasado y el manso presente, pues, a estas alturas, solo el tener conciencia y convencimiento de que se ha sabido vivir, de que se ha vivido, con alguna intensidad/autenticidad permite sobrellevar, con cierta dignidad y seguridad, las melancolías por las oportunidades perdidas, las rabietas por los trenes no cogidos, la frustración por los restaurantes no visitados ni las sobremesas desaprovechadas, los cabreos por los bocados no pegados y los remordimientos y vergüenzas por las tonterías, estupideces y torpezas cometidas. Con la pizca de creatividad que estas escrituras y otras andanzas me proporcionan, los gozos de mi bisensualidad gurmé y gurmán, los achaques de mi senectud y las negras sombras de los noctívagos miedos, se define mi actualidad. Sin embargo, el que tuvo retuvo y algún día que otro por algún lado saco esa vena aventá, borrachuza y tumbaollas, con la que completar el cuadro del viejo gastrósofo amoroso, asilvestrado y guasón en el que me gustaría quedar retratado. “Otocumé yandé. Otocumé yandé”.
*Con una pequeña ayuda de mis amigos The Troggs, Celia Cruz y David Byrne y sus canciones Wild Thing y Loco de Amor.