Menú Nupcial – 24 diciembre 2003
Dentro del empacho Letizia y en el clima generalizado de falsa euforia que se refleja en las bobas sonrisas de todo quisque que se arrejunta al Príncipe o sale en una foto a su alrededor, muchos españolitos son los que ya tienen elegido hasta el menú ideal para la boa.
De entre los partidarios de ella, el abanico va desde los más apegaos a la patria querida, que se decantan por las Fabes con Andaricas (que así llaman allí a las nécoras) ¡eu!, hasta los recontra-neopostmodernos que proclaman la deconstrucción del Pote Gallego del maestro de Arriendas/Ribadesella.
De entre los monarquistas, cuyas disidencias no se muestran al exterior y menos aún en cuestiones gastronómicas, se cierran filas en torno a una elección que empape la escasez de tradición y seriedad de que adolece el tan largo y estrecho noviazgo de temporada anunciado que va, nada menos, que de primavera a otoño, ¡caray!: Faisán a la Royale o Asado de Pato Azulón. Sólo algún aristócrata de barra y seco draimartini se escancia sugiriendo la Zarzuela de Mariscos porque «allí cabe de tó, chiquilla: del bogavante a la quisquilla».
En cualquier caso, no le arriendo las ganancias al oficiante por muy cocinero de fusión que sea, que los asistentes serán un auténtico batiburrillo y este maridaje no se apaña con una sidrina. ¡Menudo marrón glacé!
Para mí, lo único claro es el plato principal que la novia se zampará para la ocasión: Pichón a la Cazadora con papas y tós sus avíos.
¡Que les aproveche!